domingo, 17 de febrero de 2008

Dos hombres y un destino

Me resultaba curioso observar aquel tablero de ajedrez. La partida se desarrollaba casi exculsivamente en el interior de las mentes de los jugadores. Los movimientos eran escasos. O, al menos, los movimientos perceptibles. Yo, espectador desde una posición no muy privilegiada, conocía el juego. Los caballos, los alfiles, los peones, paseaban, caminaban y corrían p0r la cabecita de los contendientes tal y como mi imaginación suponía. Pero, otro elemento fulminante intervenía: el tiempo. El tiempo omnipotente, omnipresente, omnisciente. Él tenía el control. Él decidiría quién sería el vencedor. O si se pactarían tablas.

sábado, 9 de febrero de 2008

Circunferencias

Y con esto cumplirás con tu cristiana profesión, aconsejando bien a quien mal te quiere, y yo quedaré satisfecho y ufano de haber sido el primero que gozó el fruto de sus escritos enteramente, como deseaba, pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que, por las de mi verdadero don Quijote, van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna. Vale. Fin.

Existen historias de las que sólo conocemos el principio. O ni siquiera eso. Radios infinitos.