Últimamente me pregunto si el motivo de la corruptibilidad imberbe es un ser consciente, cual humo negro desesperado por salir de una botella, o simplemente es una volátil reacción propia de la ausencia de bello. Me pregunto si los hechos van acompañados de un análisis genuino, o si simplemente surgen del inestable paso del tiempo.
Sí, lo primero pasa por ser realmente peligroso. O cuando menos decepcionante. Lo segundo es más bien pasajero. Sí, lo primero no necesita del adjetivo que acompaña al título de esta entrada. Quizás alguna matización manipulativa. Pero, lo segundo, confiemos, va y viene con la edad.