La hierba de Wimbledon bajo sus pies. Una señorita rubia y de físico frágil imponía sus raquetazos certeros sin necesidad de moverse de un lado a otro de la pista. Él perdió. Ambicioso embustero. Odiaba los días lluviosos.
domingo, 8 de junio de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)